miércoles, 29 de enero de 2020

CUADERNO DE RECORRIDOS POR TLAXCALA | Lazarus Turisticus 00068

Santuario de Ocotlán, ciudad de Tlaxcala  © Carlos Lázaro

Texto y fotos. Carlos Lázaro

Por muchas razones recorrer los caminos de Tlaxcala se vuelve bien 
interesante como viajero de México. Tlaxcala forma parte de esa pasión 
de ser mexicano. Es pura cultura viva, ancestral, que emerge del polvo 
y de los campos de siembra, en forma de ruina arqueológica o en forma 
de iglesia barroca.

Su pequeño tamaño, de poco más de 4016 kilómetros cuadrados, hacen 
de Tlaxcala uno de los estados más fáciles de recorrer en la república 
mexicana. Sin embargo el puro dato es engañoso, ya que un recorrido a
conciencia por sus pueblos, ciudades, haciendas, es sin duda un reto que
puede llevar años y no pocas emociones siempre muy gratas.

Tlaxcala es tradición y color, es hablar del mole, un tipo de mole que es 
diferente al poblano, es hablar de la historia del encuentro entre los 
españoles y el mundo indígena, de la colaboración entre los Tlaxcaltecas
(100,000 guerreros) y el ejército de Hernán Cortés para consumar la 
conquista del imperio mexica. Así es, la conquista española fue en 
realidad consumada por los indígenas.

Hablar de Tlaxcala es connotar la maravilla de recorrer sus iglesias 
barrocas, desde Yahuquemecan, a Zacatelco, Tletelulco, el santuario de 
Ocotlán en Tlaxcala que es una maravilla que no debe dejar de visitarse 
en México; el santuario de San Miguel del Milagro, apenas junto a la 
portentosa y antigua ciudad de prehispánica de Cacaxtla, en donde se 
debe hablar también de la maravilla de sus murales, una tradición que 
une al Mural de la Batalla con los murales de Desiderio Hernández 
Xochiteotzin en el Palacio de Gobierno de la ciudad de Tlaxcala, un 
centro histórico, entre los más pequeños y encantadores de las ciudades
coloniales de México.
Hacienda de Atlangatepec - Tlaxcala. © Carlos Lázaro



Tlaxca es además su tradición taurina, sus fantásticas haciendas y sus 
antiguos conventos del siglo XVI. Su pueblos mágicos, que iluminan el 
espectro turístico del estado y donde brillan dos adorables poblados, 
Tlaxco, al norte de la entidad y Huamantla, en el antiguo camino real de 
Veracruz.

No deja de sorprender la naturaleza en Tlaxcala, en donde la Malinche o 
por su nombre indígena Matlacueye, esa enorme montaña, domina el 
sur de la entidad con sus 4420 metros sobre el nivel del mar, rodeada 
de bosques y eventualmente es coronada de nieve, revela un Tlaxcala 
pleno de paisaje. No faltan en sus atractivos, lugares como la Laguna 
de Atlangatepec y la sierra de Tlaxco, con su Santuario de las 
Luciérnagas, un espectáculo natural, que viene cuando inician las lluvias,
entre junio y agosto.

En las siguientes entregas iremos dando cuenta de las grandes sorpresas
que tiene Tlaxcala para aquellos que gustan de viajar. Saludos desde 
Lazarus Turisticus. 

Murales de Desiderio Hernández Xochiteotzin - Palacio de Gobierno - Tlaxcala. © Carlos Lázaro

Todos los derechos fotográficos y literarios reservados © Carlos Lázaro

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